Durante el Régimen Antiguo los paises del sur y el este de Europa prolongaron el sistema económico, especialmente en la agricultura. En cambio, en la Europa noroccidental, especialmente en Holanda e Inglaterra, los cambios sociales y políticos se vieron acompañados en el campo por una revolución agrícola previa a la revolución industrial del siglo XVIII, que aumento los rendimientos gracias a las mejoras técnicas y productivas y a la introducción de nuevos cultivos.
La integración de la economía mundial tras la era de los descubrimientos permitió un intercambio de cultivos: tanto de zonas templadas como el trigo y la vid, como de zonas cálidas como la caña de azúcar, el algodón y el café, fueron introducidos con éxito en América. Mientras que preoductos como el maíz, la patata, el tomate, el pimiento y el tabaco diversificaron la agricultura europea y del resto de los continentes.
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